Una nueva jornada de la Champions: El Barça recibía en casa al Slavia de Praga. El conjunto culé llegaba al choque después del varapalo recibido el pasado sábado contra el Levante, en la competición doméstica. Los pupilos de Valverde afrontaban este choque con la idea de revertir la situación, y acabar así con la dinámica negativa de juego y resultados. Además, con el aliciente de alcanzar la clasificación virtual para octavos de final, en caso de victoria. Sin embargo, el conjunto checo llegaba al encuentro sin nada que perder, últimos en el grupo y con ganas de ponerle las cosas difíciles al equipo catalán.

El partido comenzó lento y desordenado por parte del conjunto culé, sin dominio del balón ni movimiento sin él. El equipo de Praga salió valiente al choque, como también lo hizo en su feudo la pasada jornada. Inició una presión muy alta desde el comienzo, instaurando su línea defensiva cerca del medio campo. Los jugadores del Txingurri no sabían como generar peligro, realizando transiciones pausadas y previsibles del balón. A todo esto, hay que añadir que sin balón sólo se movía al espacio Semedo, las incursiones del lateral fueron las únicas que generaron algo de peligro en el área del Slavia. Un disparo del portugués, en una de sus cabalgadas por la banda derecha, propició el único disparo del Barça en la primera media hora de juego. En el minuto 35, en una de sus arrancadas tradicionales: Messi, regateó a todos los rivales que le salieron al paso, y en un disparo fuerte desde el bordea del área envío el balón a la cruceta. En la última jugada de la primera parte, una buena jugada combinativa por parte del Slavia, terminó en un remate de cabeza en área chica. El cancerbero alemán rechazó el balón, pero su despeje rebotó en el delantero del equipo checo y el balón terminó cruzando la línea de gol. Afortunadamente para el equipo barcelonista, la jugada fue anulada por fuera de juego.

La segunda parte (más propio del cansancio checo que de méritos del equipo catalán), cambió algo. Los checos bajaron la intensidad propio del cansancio, el Barça comenzó a dominar el encuentro y a mover más rápido la pelota. Cierto es que estuvo carente de ideas, no sabía como generar ocasiones de gol. Aproximadamente en el primer cuarto de hora de la segunda parte, Rakitic (salió en la segunda parte en detrimento de Busquets) dio una gran pase a Leo, hizo un buen control y asistió a Arturo Vidal. El chileno a puerta vacía, introducía el balón en el fondo de las mallas. Lamentablemente, la jugada fue anulada por fuera de juego de Messi. Poco después, Ansu Fati ( entró al campo después de sustituir a Dembélé) hizo una buena cabalgada por banda izquierda, desbordó a su rival e hizo una asistencia de gol a Messi. El argentino metió la puntera pero el cancerbero checo despejó muy bien.

Poco más de sí dio este partido, una vez más el Barça dio una imagen penosa, esta vez ante su público. El aficionado culé debe estar preocupado, porque la imagen dada en los últimos partidos es vergonzosa. Personalmente como culé, más que preocupado estoy abatido por las circunstancias. Me han desilusionado de una manera que no me lo esperaba, y más viendo los fichajes ilusionantes de este verano. Habrá que esperar en que depara los siguientes compromisos, pero: o mucho cambia la situación o no tiene buen presagio esta temporada.

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